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Altos intereses de las tarjetas de crédito: crisis en el bolsillo. El crédito al sector privado creció 9.21% a septiembre

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En la pasada campaña electoral en los Estados Unidos, el entonces candidato, presidencial, (hoy presidente de ese país) Donald Trump, durante un evento en el estado de Míchigan, propuso regular los intereses sobre las tarjetas de créditos, como punto de partida propuso un 10%, porque –a su juicio- un 24% era algo insostenible.

Posteriormente, en febrero del año 2025, se hicieron eco de esa propuesta, los senadores Bernie Sanders y Josh Hawley, y presentaron ante el congreso una legislación en esa dirección, que buscaría, no solo limitar los intereses, sino que dicha medida tendría una temporalidad, de al menos cinco años. Porque sería un paliativo ante la situación que vive el pueblo estadounidense, principalmente la clase trabajadora.

Para el senador Sanders, el cobro de un 25% de interés sobre tarjeta de créditos representa “un abuso, una injusticia, una usura” por parte de los bancos, quienes a su modo de ver obtienen grandes beneficios, y yo me pregunto: ¿ qué pensarían tanto el presidente Donald Trump, como el senador independiente Sanders, si le dijéramos que en la República Dominicana esos intereses están en un 60 %?.

Siguiendo con los Estados Unidos, El Comité Judicial del Senado, integrado tanto por republicanos como demócratas, procedieron a interrogar a ejecutivos de las redes de tarjetas Visa y MasterCard en noviembre del 2024, y no es para menos, pues los estadounidenses poseen una deuda de $1.209 billones de dólares en tarjetas de crédito, al segundo trimestre de este año.

En el caso de la República Dominicana, La Superintendencia de Bancos publicó un documento técnico titulado: “Informe del desempeño de la cartera de tarjetas de crédito, junio 2025”, en el cual establece que en el mercado financiero existen 2.04 millones de tarjetahabientes. Del mismo modo, establece que dicha cartera en términos de valores absolutos asciende a RD$122,142 millones, aunque el crecimiento ha sido moderado en comparación al año anterior, según el órgano regulador. Eso sin vincular los productos que se podrían derivar para los clientes que adquieren una tarjeta de crédito, ¡los bancos siempre ganan!.

Para nadie es un secreto que los intereses asociados al uso de las tarjetas de crédito en el mercado financiero dominicano superan toda capacidad de análisis e incluso supera el denominado índice de riesgo, pues se sitúan alrededor de un 60%. Lo cierto es, qué, cuando las personas toman una tarjeta de crédito no están pensando en las altas tasas de interés que le cobrarán, sino en la facilidad de usar un crédito en el presente, diferido para el futuro cuando no se paga en la fecha límite establecida por el banco.

Los grupos gobernantes deben estudiar seriamente establecer un topes al límite de los intereses de las tarjetas de créditos, ya que cualquier default (falta de pago), no solo afecta el bolsillo de los tarjetahabientes, sino que los coloca en una posición incómoda, toda vez que ese reporte forma parte de su histórico en el bureau de créditos, convirtiéndolo de un cliente moroso, cerrándole puertas y oportunidades.

En el caso de las instituciones bancarias, es posible que hayan cobrado varias veces los intereses e incluso recuperado el capital. Por supuesto se comprende que dichas instituciones incurren en gastos financieros, administrativos y operativos. Se comprende el gasto de provisión, pero, en el universo de tarjeta ambiente los morosos a más de 90 días, son alrededor del 6%, significa que el 94% está pagando en los términos requeridos por el banco.

El costo que se incurre en la administración de la cartera de créditos correspondiente a tarjetas siempre será menor que el margen de intermediación financiera derivado de la diferencia entre las operaciones activas y pasivas. Por lo tanto, es posible pensar que la banca dominicana pueda decidirse a bajar sus altos volúmenes de beneficios, es decir, reducir sus ingresos por intereses, contribuir con sus clientes en forma significativa, y de paso, garantizar una mejor capacidad de pago a los tarjetahabientes.